“Morning Phase” o la esperada vuelta de Beck
Dos décadas después de ‘Loser’, el músico californiano recupera el pop balsámico y orquestal con ‘Morning phase’, su primer disco en seis años. Y para ello deja atrás la personalidad funky que lo hizo conocido en los años 90 y retoma el camino trazado que en “Sea change”, el aclamado álbum de baladas acústicas que lanzó en 2002. Pero para nada es un disco de continuación, en este caso no ha habido rupturas sentimentales y Beck lo tenia claro. Morning Phase es el disco de reconstruir la historia y poner las cosas en orden. Sin dramas, sin gritos ni tragedias, tratando de asimilar lo ocurrido y asumir que ya ha pasado. Es un trabajo de una melancolía entre relajada y resignada, triste pero no deprimente, que encuentra la belleza en ese delicadísimo equilibrio. Con “Morning Phase” se saca de la manga un buen puñado de canciones, que tienen en común unas exquisitas armonías vocales, colchones de sonido y grandes arreglos de guitarra. Beck ha hecho un disco con sabor a pop californiano atemporal de Love y The Byrds, pero también de Simon & Garfunkel y Nick Drake, pero sin llegar a la copia, sino compartiendo ese espíritu de alternar la desnudez y el arropamiento del pop puro, por algo este disco ha sido muy reconocido por la critica y obtuvo el Grammy al álbum del año 2014.